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Archivos Mensuales: diciembre 2009

A la mierda el 2009…

Mis propósitos para el 2010 que empieza mañana: beber aún más, fumar el doble y comer aún menos, acceder a todos los medios posibles con los que volverme loco y críptico y puede que incluso dejar de escribir. Visto desde fuera, puede parecer que el gran metapropósito sea, en realidad, suicidarme despacio y con letra sucia, pero nada más lejos. Sólo es que, si me tengo que quedar con algo de este asqueroso año que termina, me quedo con haber aprendido a esperar menos que nada, de nadie y bajo ninguna circunstancia. Pongámonos en lo peor, y a silbar.

Que te den, 2009.

Lo mejor es que 2010, cuatro números que suenan a CiFi molona, además, lo va a tener muy fácil para estar a la altura.

«A pesar de todas las campañas y protestas en contra, de tantos malos augurios grabados a martillo en la Rosetta mercantilista de los medios controlados, la irrupción de Radio Tangram Excelsior en los diales somáticos de punta a punta de oriente —también en occidente, pero sólo para aquellos pocos pioneros hackers capaces de puentear el prejuicio plásmido impuesto por sus respectivas facciones locales de la Inquisición Vampira— sí resultó ser todo un acontecimiento.»

Un poco como para despedir al año, el portal NGC 3660 publica en su actualización de hoy otro de mis nuevos relatos: 22 páginas de CiFi bastarda, tituladas Radio Tangram Excelsior.

Y que le den a la navidad.

(improperio innecesario, sí, pero sienta tan bien decirlo…)

En el nombre de lo que es importante, algunos matan ontológicamente. Estamentos blandos se deforman cuando se impone el mensaje-sobre -guitarra. En el nombre de lo que es importante, a veces vemos las herramientas (porque tenerlas, las tenemos), las manipulamos y, con una sonrisa, le soltamos una patada en los huevos al stablishment. Las dictaduras, aunque sean simplemente estéticas, son fáciles de debilitar con voluntad y anarquía.

Acabo de descubrir la mejor librería de Barcelona. Así, sin más. La mejor.

Se llama OUTSIDER y está especializada en literatura de género (y SÓLO de género: Terror, Ciencia-Ficción, Fantasía, Novela Negra, Cómic y… ¡¡PULP!!). El dueño, cosa rara en estos asuntos, es una persona encantadora y apasionada de esta misma mierda que nos apasiona a mí y a unos cuantos como yo. De hecho, he pasado esta misma mañana casi dos horas hablando con él, cosa que no había hecho en la vida.

Si tenéis previsto tirar por ahí algo de dinero en breve (y sé que lo tenéis previsto), tiradlo aquí. Seguro que vuestra alma os lo agradecerá.

Más info, en su web.

(Y sí, soy consciente de que esta entrada no es más que propaganda gratis y, en cierto modo, innecesaria. Pero de verdad me ha emocionado el descubrimiento y, qué coño, por una vez hago publicidad de algo que no soy yo mismo, cosa que deberíais valorar y apreciar en su justa medida…)

Una cosita que se me ocurre…

Pongamos que llega el día en que definitivamente cambia el modelo de negocio cultural, sobretodo el discográfico, de modo que, por ejemplo, NADIE en absoluto puede ya nunca más vivir de la música. Sin discográficas, ni promotoras, ni mánagers, ni Sociedades Generales varias. Por supuesto, la música seguirá existiendo y seguirá habiendo gente con el deseo, la fantasía y, por qué no, la necesidad de expresarse mediante esa magia atávica de sonido y pulso, ruido puesto en órden. La diferencia estribará en que esas hipotéticas «estrellas» del Pop del futuro se verán obligadas a dedicarse a cualquier otra cosa, probablemente ajena, para poder subvencionarse el vicio. Artistas y compositores saltando de trabajo de mierda en trabajo de mierda y de ahí al paro; poblando oficinas, fábricas, peluquerías, servicios de mensajería, barras de bares y demás; teniendo que hacer horas extras en sus empleos miserables para poder mejorar el equipo; calculando cómo cuadrar las vacaciones con la próxima gira de presentación del disco que acaban de autopublicar en Internet; escribiendo partituras y letras en lavabos, en el metro, mientras esperan a la novia, aprovechando la pausa para el café; subordinando alegrías y arrebatos creativos a la burla desdeñosa de los compañeros de trabajo…

Panorama ante el cual me pregunto…

¿En esas condiciones no llegaríamos, por fin, al punto en que la gran mayoría de la música «popular» sería de verdad auténtica (ese concepto tan denostado hoy en día, a fuerza de mal uso), vibrante, real; parida y tocada por gente que literalmente vive POR (no DE, recuerden) ella, A TRAVÉS (porque cuando existe impulso artístico, el resto de vida no es vida) de ella, y se deja el culo para que ésta pueda llegar al público y transmitir lo que en realidad se pretende transmitir, no como esa pandilla de capullos mediocres y autocomplacientes que tenemos ahora, los mismos que se manifestaron ayer «en contra de la pirateria»?

Pregunto…

Y en otro momento, hablaremos de literatura.